Entrevista aparecida en El Mundo a Marco Román, presidente de Asociafruit, en su explotación de patatas de Gambogaz, en Sevilla. Por Teresa López.
Temor a la ‘invasión’ de la patata de Egipto: «No hay forma de competir»
Las importaciones del país árabe se han multiplicado por seis y hunden los precios
En la finca Gambogaz, ubicada en Camas, Sevilla, a orillas del río Guadalquivir, la jornada de trabajo comienza después de las 7 de la mañana. Tres grandes máquinas cosechadoras, cada una con un conductor y siete jornaleros, trabajan incansablemente en las 120 hectáreas de terreno cultivado con patatas. El suelo franco limoso de la finca, que retiene eficazmente la humedad y los nutrientes, hace que esta explotación sea altamente productiva, alcanzando hasta 40 toneladas de patata por hectárea. Este año, la cosecha es de máxima calidad y buen calibre.
Sin embargo, las lluvias de Semana Santa han facilitado la aparición de plagas en este cultivo, que requiere poca agua (entre 3.000 y 4.000 metros cúbicos por hectárea), reduciendo la producción hasta en un 30%. Además de las plagas, desde 2023, también preocupa la llegada masiva de patatas procedentes de Egipto, que amenaza con inundar el mercado en los próximos años. En 2023, el volumen de patatas egipcias en Europa se duplicó (403.919 toneladas) y en España se sextuplicó (49.486 toneladas).
Varias circunstancias explican este fenómeno. La inseguridad en las rutas del Mar Rojo ha llevado a Egipto a redirigir sus exportaciones de Asia a Europa. Además, la UE ha apostado por revitalizar la economía egipcia a cambio de mayor colaboración en el control migratorio, invirtiendo especialmente en energía y agricultura. La mala situación económica en Egipto también provocó una devaluación de su moneda, hundiendo los salarios y permitiendo que vendan patatas en Europa a precios muy bajos, según Marco Román, propietario de Contagri y presidente de Asociafruit.
El aumento de las importaciones de patatas conlleva el riesgo de nuevas plagas debido al insuficiente control aduanero. Los altos estándares europeos impiden el uso de muchos productos fitosanitarios eficaces, dejando a los productores indefensos ante nuevos riesgos.
A pesar de estos desafíos, la temporada está siendo positiva debido a la alta demanda en los mercados nacional y europeo. Las cosechas en el centro de Europa han sido arrasadas por lluvias torrenciales, lo que ha incrementado la importación de patatas desde Egipto e Israel.
Anteriormente, la principal competencia para los productores españoles venía de la patata de conservación francesa. Sin embargo, los consumidores ahora demandan patatas de mayor calidad que no hayan perdido sus propiedades en procesos de conservación en cámaras frigoríficas. Aunque la patata egipcia también es nueva, las técnicas de cultivo, selección y recolección en Egipto son menos sofisticadas que en España, generando incertidumbre en el mercado europeo.
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